La piel constituye una barrera protectora frente a los elementos externos al cuerpo como son bacterias y sustancias nocivas, evitando que estas penetren. La función barrera de la piel también mantiene el agua en nuestro interior y previene la deshidratación. La epidermis, la parte más superficial de la piel, se compone de células organizadas por estratos o capas. Estas células están envueltas por una manto muy fino, llamado capa hidrolipídica ya que está formado por agua (hidro) y grasa (lípido). Esta fina película actúa como un manto que resulta esencial para mantener el equilibrio y defender la piel. No obstante, factores externos e internos pueden alterar la capa hidrolipídica y debilitar las defensas naturales de la piel. En estas condiciones, la piel se siente más áspera y seca. La sequedad y sensibilidad en la piel ante agentes externos pueden desencadenarse por varios factores, como son: En una situación de piel sensible, los estímulos externos pueden incrementar la situación reactiva y llevar a una inflamación y enrojecimiento (eritema) en la piel. En el caso de los bebés, su piel es más fina que la del adulto y esa función protectora o de barrera es más limitada, lo que implica que el cuidado deba ser mayor y, por supuesto, que sea esencial emplear productos específicos y adecuados con los que potenciar esa labor. Los aceites corporales que poseen activos naturales con propiedades calmantes, como la caléndula, son de gran utilidad en los más pequeños ya que aportan la calma y la protección, además del extra de nutrición que mantiene la película hidrolipídica de su fina piel en buenas condiciones.Cuidado de la piel
La piel sensible y reactiva
¿Qué es la piel sensible o reactiva?
Una piel sensible o reactiva es aquella que no se defiende como lo haría una piel sana y normal, y aparece cuando está deteriorada su función de barrera protectora. Eso significa que la piel es vulnerable ante las agresiones habituales del día a día, como son las provocadas por los productos del hogar y productos de higiene que contengan tóxicos, los cambios de temperatura, la polución ambiental, los roces y demás contactos bruscos; con estas agresiones, la piel puede acabar presentando tirantez, enrojecimiento o descamación. El picor en la piel es un síntoma habitual en la piel sensible que altera la vida cotidiana debido a un intenso malestar físico.
La piel sensible puede aparecer en cualquier lugar del cuerpo y a menudo lo hace de forma imprevisible. Eso significa que en la mayoría de casos la solución definitiva radica en la prevención mediante el control de los factores desencadenantes y el cuidado diario de la piel para mantener sus defensas naturales.La piel, una barrera protectora
En el ámbito pediátrico
Algunas recomendaciones